24 de julio de 2007



Puerto Montt, X región, Chile

Antonia:

Nació en la cima de una colina sobre un húmedo y frondoso bosque musgo y oregón.
Sus pies gorditos de ternura eran bañados por el mar; que iba y venía, que le llevaba flores marinas, estrellas, caracoles, piedras, perlas y más. Mecía su cuna cada vez que volvía a la profundidad. Recogía sus brazos de espuma, tocaba su pelo oscuro y, suavemente, besaba su fresca frente de algodón.
Ella soñaba con navegar, explorar las islas, cantarle a la luna, bailarle al fuego, correr entre tambores, perderse en la plenitud del bosque. Ella soñaba con la libertad.
Pero su cuna era dorada y sus manitos de marfil. Su tarea estaba escrita con pluma y tinta por el rey. Sería princesa del manto verdoso, de las aguas saladas, de las dulces también. De los duendes de las cortezas, de las hadas que pintaban las estrellas. De todo lo que la vio nacer.
La niña creció y su sueño acunó; de su balcón miraba el mar que la llamaba, que le gritaba "ven, sal a explorar"...